
La planeación participativa se entiende como el mecanismo mediante el cual la sociedad civil decide el rumbo de las políticas, planes, programas, proyectos o trámites, de acuerdo con sus necesidades. La participación puede darse en la delimitación de los resultados e impactos esperados, así como en la definición de productos y actividades.
El presupuesto participativo es el proceso mediante el cual la ciudadanía, a través de la deliberación y la construcción de acuerdos con el Gobierno, asigna un porcentaje de los recursos del presupuesto a programas y proyectos que considera prioritarios, en armonía con el Plan de Desarrollo.
Los gobiernos locales y regionales deben promover el desarrollo de mecanismos y estrategias de participación en la programación de sus presupuestos. De igual forma, las entidades del nivel nacional pueden abrir espacios de participación en sus procesos presupuestarios, facilitando información sobre dichos procesos en todas sus etapas. Para ello, deben consultar las prioridades con los grupos de interés y garantizar la vigilancia ciudadana.