En un mundo donde la urbanización crece aceleradamente y las ciudades concentran la mayoría de la población global, es fundamental imaginar ciudades donde la vida no solo sucede, sino que florece para todos sus habitantes. Ciudades que, en lugar de ser un lugar más, se conviertan en el hogar que mejora el día a día y pone a las personas en el centro de cada decisión. ¿Para qué y para quién construimos ciudades? La respuesta es sencilla y poderosa: para la gente.
En estos espacios donde convivimos, se entrelazan los retos más urgentes de nuestro tiempo. Más de 2.800 millones de personas carecen de una vivienda digna, incluyendo a los 1.100 millones que habitan en asentamientos informales, mientras que 1.200 millones enfrentan amenazas climáticas que pueden transformar radicalmente sus vidas. A estas dificultades se suman la falta de acceso a agua segura, saneamiento adecuado y condiciones básicas de higiene para millones, junto a la limitada cobertura del transporte público, que solo llega a la mitad de la población urbana y la persistente escasez de espacios públicos en nuestras ciudades. La pobreza extrema y el desplazamiento desafían aún más la resiliencia de nuestras comunidades. Sin embargo, en medio de estas cifras que cuentan historias de dificultad, las ciudades emergen como espacios de esperanza y oportunidad, capaces de trasformar estas realidades y ser el motor que cuide, incluya y potencie la vida de quienes las llaman hogar.
La capacidad de respuesta de las ciudades frente a estos desafíos apremiantes depende de una visión integral del hábitat, que reconozca la complejidad y la interconexión de las vulnerabilidades territoriales. No se trata de soluciones fragmentadas, sino de abordar de manera conjunta aspectos como la vivienda, el mejoramiento de barrios, la resiliencia ante el cambio climático, la revitalización y la mejora de la infraestructura y de los espacios públicos. Este enfoque holístico es clave para generar entornos que mejoren efectivamente la calidad de vida de sus habitantes. Para ello, las ciudades deben articularse como hubs regionales —centros estratégicos que facilitan la coordinación y el diseño de políticas coherentes frente a retos comunes—, impulsando así un desarrollo urbano más sostenible, inclusivo y capaz de ofrecer un futuro mejor para todos.
Bogotá, consciente de los desafíos que trae consigo un crecimiento urbano acelerado, ha diseñado estrategias audaces para enfrentar este fenómeno de manera integral. La revitalización urbana emerge como una herramienta clave para cerrar las brechas de acceso a la ciudad, equilibrar las oportunidades y corregir los desequilibrios sociales, económicos y ambientales que afectan a quienes desempeñan un papel esencial en la vida urbana. Este proceso apunta a mejorar las condiciones de hábitat reduciendo vulnerabilidades, asegurando la cobertura y eficiencia de los servicios públicos domiciliarios, y proporcionando espacios públicos y equipamientos de alta calidad. Todo ello en entornos seguros, inclusivos y próximos a las comunidades, con un objetivo central: garantizar el acceso a una vivienda digna, piedra angular para construir ciudades más justas y sostenibles.
Bajo este contexto, la presente nota técnica se propone explorar de manera explícita la vivienda como eje central de una política integral del hábitat, reflejando un cambio de paradigma en la forma en que la ciudad entiende y enfrenta el desafío del acceso a la vivienda. Este enfoque pone a las personas y sus necesidades en el centro, reconociendo que garantizar un hogar digno es fundamental para el bienestar urbano. La nota también presenta la apuesta de la ciudad: “Mi Casa en Bogotá”, el plan integral de vivienda más ambicioso en la historia de una administración, enmarcado en el Plan de Desarrollo “Bogotá Camina Segura” 2024-2027. Finalmente, da a conocer el esquema de ejecución de este plan bajo el liderazgo de la Secretaría del Hábitat, la agencia de vivienda y desarrollo urbano que representa el verdadero espíritu de la ciudad, que hace que las cosas pasen, y donde el sueño de acceder a una vivienda digna se convierte en una realidad tangible para miles de familias.