- Durante el inicio del Día Mundial de las Ciudades 2025 en Bogotá, se realizó el panel “Revitalización urbana: un llamado a gestionar la transformación de las ciudades”, un espacio impulsado para debatir estrategias de sostenibilidad y resiliencia urbana.
- La revitalización urbana se destacó como una herramienta clave para optimizar recursos, fortalecer la cohesión social y enfrentar los desafíos del cambio climático mediante una planificación inclusiva y sostenible.
Bogotá D. C., 30 de octubre de 2025. En el marco del Día Mundial de las Ciudades 2025, que se celebra en Bogotá, se realizó el panel “Revitalización urbana: un llamado a gestionar la transformación de las ciudades”, la principal plataforma internacional para reflexionar sobre el futuro urbano. El evento busca sensibilizar sobre los desafíos y oportunidades de la urbanización, fomentar la cooperación global y promover ciudades sostenibles, inclusivas y resilientes, constituyéndose en un espacio clave para debatir estrategias de transformación urbana, resiliencia y sostenibilidad.
La revitalización urbana es una estrategia clave para que las ciudades gestionen el cambio de manera eficiente, optimizando recursos y generando impactos visibles en menor tiempo. Este enfoque transforma los espacios, fortalece la cohesión social y promueve la sostenibilidad económica y ambiental.
Al integrar soluciones basadas en la naturaleza, ampliar la vivienda accesible y modernizar los servicios básicos, se construyen entornos más equitativos, resilientes y adaptables ante los desafíos del cambio climático y la presión demográfica.
El panel fue moderado por Carlos Salazar, especialista Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y contó con la participación de:
- Vanessa Velasco, secretaria Distrital de Hábitat de Bogotá.
- Álvaro García Resta, exsecretario de Desarrollo Urbano de Buenos Aires.
- Hélène Chartier, directora de Urbanismo de C40.
- María Migliore, exministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires
- Edwin Chiriví, gerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca.
Durante el encuentro, el BID presentó el Índice de Revitalización Urbana (IRU), una herramienta innovadora que orienta la toma de decisiones y permite capturar evidencia sobre la gestión del cambio y la resiliencia en las ciudades. Este índice fue desarrollado en Bogotá de manera conjunta entre la Secretaría Distrital del Hábitat, la Infraestructura de Datos Espaciales (Ideca) de la Unidad Administrativa Especial de Catastro Bogotá, con el apoyo presupuestal del BID, como resultado de un trabajo colaborativo enfocado en fortalecer la planeación y la gestión urbana basada en datos.
El Índice de Revitalización Urbana (IRU) permite medir las condiciones del territorio, identificar áreas que requieren intervención y hacer seguimiento al progreso y los impactos de los procesos de transformación urbana en la ciudad.
La herramienta evalúa la capacidad de los territorios para responder a las necesidades de sus habitantes y orientar recursos hacia proyectos que promuevan entornos sostenibles, funcionales y habitables. Se estructura en tres dimensiones: hábitat integral, soportes y funcionalidad, y sostenibilidad y resiliencia. De esta forma, el IRU, construido con y para Bogotá, se consolida como una herramienta estratégica para orientar la revitalización urbana de la ciudad.
Señales de revitalización urbana
El debate comenzó con una reflexión de Álvaro García Resta y Vanessa Velasco Bernal sobre las señales que indican que una ciudad o un sector requiere un proceso de revitalización, así como sobre las condiciones institucionales y sociales necesarias para garantizar su éxito.
“Revitalizar un sector de la ciudad implica entenderlo como un sistema de sistemas que, al interactuar, generan una nueva dinámica urbana. El abandono y la obsolescencia son realidades que pueden persistir, pero intervenir con propósito significa comprender las fuerzas vivas de lo existente; allí es donde realmente comienza la revitalización”, destacó Álvaro García.
Asimismo, Vanessa Velasco habló sobre las condiciones y características de una ciudad que necesita revitalización, al afirmar: “La articulación de las inversiones es el punto de partida para los procesos de revitalización. La coordinación entre sectores y actores resulta esencial para lograr transformaciones sostenibles. Finalmente, es fundamental involucrar a las comunidades desde el inicio del diseño de los proyectos; desde Hábitat venimos avanzando en este propósito y seguiremos fortaleciendo ese trabajo conjunto”.
Ambos coincidieron en que, más allá de los recursos financieros, es clave la existencia de voluntad política, capacidades institucionales y participación ciudadana, factores que permiten sostener en el tiempo los procesos de transformación urbana.
Gobernanza y alianzas: el corazón del proceso de revitalización
El diálogo continuó con Álvaro García Resta y Hélène Chartier, quienes abordaron los principales obstáculos que limitan la gobernanza en un proceso de revitalización urbana. Al respecto, Hélène Chartier afirmó: “Bogotá lo está trabajando de una manera muy exitosa. Los datos, la planificación y ver estas grandes obras me llevan a pensar que están avanzando”.
Álvaro García señaló que no existen obstáculos en sí mismos. Sin embargo, explicó que la arquitectura de un proyecto debe equilibrar sus dimensiones económicas y financieras con las sociales y políticas. Si esta estructura no contempla el involucramiento real de las personas, entonces sí puede convertirse en un verdadero obstáculo para su desarrollo.
Uso del suelo y vivienda como motores de equidad
Uno de los ejes centrales del panel fue la discusión sobre uso racional del suelo y las alternativas para garantizar acceso justo y equitativo a la vivienda, liderada por Vanessa Velasco y Hélène Chartier. Se enfatizó la importancia de aprovechar el suelo urbano existente, promover proyectos de vivienda inclusivos y fortalecer instrumentos que integren planificación urbana y sostenibilidad ambiental.
Los casos presentados demostraron que existe mucho valor por descubrir porque las ciudades están vivas y en un diálogo constante para llevar a cabo las transformaciones. El pensamiento de manera integral con las empresas, los colectivos y, en general, con todos los actores, permitió un avance en revitalización, mejoramiento y, en general, en soluciones público - privadas.
Revitalización urbana y resiliencia ante la triple crisis planetaria
En una de las preguntas centrales del diálogo, dirigida a Vanessa Velasco y Hélène Chartier, se exploró la relación entre revitalización urbana y resiliencia frente a la denominada triple crisis planetaria —clima, contaminación y pérdida de biodiversidad—. Las intervenciones resaltaron cómo la revitalización puede convertirse en una estrategia integral para enfrentar estos desafíos y avanzar hacia ciudades más sostenibles e inclusivas.
“Estamos comprometidos con el reúso de las edificaciones para el mejoramiento social. Además de los esfuerzos para generar certificaciones de construcción sostenible y para el mejoramiento”, destacó la secretaria del Hábitat y añadió que si se revitaliza la condición de la vivienda, se preserva la vitalidad de la zona. “Ser responsables con el consumo del suelo urbano es fundamental para un desarrollo equilibrado. Asimismo, es necesario mantener el compromiso con las certificaciones de construcción sostenible en los proyectos de vivienda. Las intervenciones en el espacio público también incorporan principios de sostenibilidad, como los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS), entre otros, que permiten consolidar una red de ciudad más resiliente y con mejor vivienda social, finalizó.
Al respecto, Hélène Chartier dijo que es importante integrar el objetivo climático, tanto en términos de la misión, como en términos de adaptación climática y otras menciones a la biodiversidad.
Medir el impacto: valor social y económico de la revitalización
Finalmente, Álvaro García Resta y María Migliore reflexionaron sobre la importancia de demostrar el retorno social y económico de las inversiones en revitalización urbana, destacando cómo los datos y la evidencia pueden movilizar apoyo político, social y financiero.
En su intervención, María Migliore destacó que para sumar aliados se debe ser concretos. “Desde aquí debemos pensar en logísticas de colaboración colectiva más que tener métricas porque tenemos muchas. El desafío es transformar socialmente con impacto en el corto plazo”, dijo.
El panel finalizó con la intervención de Edwin Chiriví, gerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca, quien destacó que en la capital estamos haciendo tres veces más vivienda social con elementos locales que permiten movilizar la inversión público-privada. Bogotá lanza anualmente 186 proyectos de vivienda y, en este caso, vemos 186 oportunidades de generar revitalización urbana.
Las conclusiones finales del panel resaltaron la importancia de entender las ciudades como espacios vivos:
- Las ciudades son organismos vivos que requieren un diálogo permanente para avanzar en la recuperación del tejido social y garantizar viviendas de calidad que respondan a los desafíos ambientales. Este llamado convoca a todos los actores públicos, privados y sociales, con un énfasis especial en trabajar con las comunidades y en favor de ellas, fortaleciendo su papel como protagonistas de la transformación urbana.
- La creación de corredores urbanos deben priorizar la movilidad activa y la integración de amplios espacios verdes con árboles que brinden sombra y confort ambiental. Estas intervenciones no solo mejoran la calidad de vida, sino que también hacen parte de la narrativa con la que queremos gobernar: una ciudad sostenible, humana y pensada para las personas.
- La revitalización urbana solo es posible cuando existe una arquitectura institucional sólida, capaz de coordinar inversiones, políticas y proyectos desde una visión compartida. La gobernanza urbana debe equilibrar las dimensiones económicas y financieras con las sociales y políticas, asegurando el involucramiento real de las personas. La cooperación entre gobiernos locales, banca de desarrollo, academia y sector privado es el motor que permite consolidar ciudades más sostenibles, inclusivas y resilientes.
- Los procesos de revitalización deben sustentarse en evidencia y medición constante del impacto social, económico y ambiental. La medición no solo orienta recursos, sino que también fortalece la confianza ciudadana y facilita la colaboración entre los diferentes actores para multiplicar los resultados y escalar las buenas prácticas en toda América Latina.
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