En la Secretaría Distrital del Hábitat, iniciamos una campaña de lenguaje incluyente con la que se espera que las servidoras y los servidores nos expresemos de manera adecuada tanto al interior como al exterior de la entidad, y así dentro del discurso se trabaje por hacer de Bogotá una ciudad diversa en la que se garanticen los derechos de diferentes grupos poblacionales y sectores sociales que poseen los mismos derechos del resto de habitantes de la ciudad.
Es un trabajo de largo aliento, debido a que la costumbre es que el lenguaje utiliza como genérico lo masculino y heterosexual, lo que contribuye significativamente a la exclusión y el desconocimiento de otros grupos poblacionales que también forman parte de la sociedad, por lo que la exclusión se hace evidente con los tratamientos diferenciados, las expresiones denigrantes con las que suele referirse a las personas con discapacidad, a las personas LGBTI y a las mujeres, en las designaciones de los cargos, en la forma de dirigirse a las personas, en las figuras de subordinación, entre otras, que se encuentran tanto en los materiales educativos con los que se aprende a leer, como en las leyes, ciencia e historia.
Es importante recalcar que en algunos formatos se debe propender por la ‘economía del lenguaje’, optando por usar palabras que agrupen o simplifiquen sin afectar el mensaje. Por ejemplo:
En vez de escribir los niños y las niñas, se puede agrupar con la palabra “niñez”
En vez de decir usuarias y usuarios, se puede simplificar con la expresión “quienes usan”
El reto de la SDHT es lograr la inclusión en el lenguaje, iniciando por quienes trabajamos en la entidad, evitando que el lenguaje tenga tintes de sexismo, exclusión, discriminación, violencia o promoción de estigmas sociales, que muchas veces son promovidos desde el desconocimiento y sin intención alguna de lastimar a quien se encuentra leyendo o escuchando el mensaje que damos desde las instituciones o en una situación informal.
En las siguientes imágenes encontrarás algunos ejemplos para tener en cuenta a la hora de escribir y hablar, porque en el lenguaje incluyente está toda la gente:
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