En el norte de Bogotá, en la localidad de Usaquén, una obra que mejorará la vida de miles de habitantes sigue su curso a buen ritmo y a pesar de las dificultades que consigo ha traído la llegada de la pandemia al mundo.
La plazoleta de La Mariposa, es un proyecto de intervención urbana que se erige como un nuevo espacio público para que los habitantes del sector disfruten un nuevo entorno urbano para fortalecer la convivencia y el paisaje del barrio. Además, debajo de este se encuentra, también en obras, el desarenador de la quebrada San Cristóbal, que ciertamente complementa el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad de la zona.
Esta iniciativa es producto de una acción mancomunada entre varias entidades como la Empresa de Acueducto de Bogotá, Fondo de Desarrollo Local de Usaquén y la Secretaría del Hábitat. La inversión supera 5.000 millones de pesos y el número de beneficiados será de aproximadamente 6.000 personas.
Esta obra recogerá los sedimentos de las aguas de la quebrada. Los residuos pueden ser propios del cuerpo de agua, pero también son producto de los desechos que son arrojados por habitantes del sector de Santa Cecilia y Cerro Norte. Así el tanque de sedimentación, dividido en varias cámaras, separa las partículas más pesadas, orgánicas y no orgánicas que generan malos olores, para que el agua que termina en el río Bogotá llegue menos contaminada.
La ciudadanía del sector ha manifestado optimismo respecto a la pronta inauguración de la obra, tal es el caso de Mauricio Velandia conductor y habitante de toda la vida del sector:
“Antiguamente sufríamos porque cuando llovía aumentaba el caudal de la quebrada y bajaban un montón de cosas: colchones, sillones, escombros. Gracias a Dios, hoy que la plazoleta está casi lista y con la obra evitamos muchos olores. Todo está quedando muy hermoso. Le da otro ambiente la entrada al barrio”.
Por su parte, Carlos Saavedra, quien tiene un negocio adyacente a la obra también manifiestá satisfacción con el cambio del entorno:
“Hacer la plazoleta es un beneficio muy grande. La gente puede llegar al negocio más fácil, en temas de salud ha beneficiado porque han disminuido los malos olores, la cantidad de basura. Va a mejorar mucho la convivencia y la seguridad por cuanto todo está más despejado”.
Por su parte Jean Angarita Vásquez, arquitecto que supervisa y dirige el proyecto invitó a la comunidad a mantener la obra en buen estado posterior a la entrega de esta:
“Fueron 18 meses trabajando. Tuvimos la pandemia, trabajar encima de la quebrada no fue fácil. Ahora vemos el resultado de un arduo trabajo. Nuestra recomendación es que la población se apropie y cuide la plazoleta”.
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