La Secretaría del Hábitat ha promovido la vinculación laboral de casi 11 mil mujeres de las 25 mil empleadas en el sector de la construcción.
La secretaria del Hábitat, Nadya Rangel, destacó que la administración de la alcaldesa Claudia López ha roto paradigmas como el de vincular laboralmente a las mujeres en sectores altamente masculinizados: “El compromiso por reducir la brecha socioeconómica y laboral y aumentar la autonomía económica de las mujeres es el sello de esta Administración. Por eso, desde el sector Hábitat nos hemos comprometido a que más mujeres hagan parte de un sector tan masculinizado como el de la construcción”.
Gracias a esta apuesta, no sólo más mujeres hacen parte de las obras en roles profesionales y administrativos en consultorías e interventorías de obras, como directoras, topógrafas y trabajadoras sociales, entre otras, sino que trabajan directamente en las obras, realizando trabajos como enchapes, estuco y pintura e instalaciones de gas
Las mujeres valientes del sector de la construcción
Estas mujeres se levantan a las 3:00 de la mañana, les preparan el desayuno y el almuerzo a sus familias, dejan lista la casa, arreglan a sus hijos y salen, antes de que sol salga cada mañana, para ganarse el sueldo, literalmente con el sudor de la frente, porque trabajan a la par que cualquier hombre en el sector de la construcción.
Ellas le han demostrado al país que los trabajos no tienen género y, que, si se lo proponen, pueden ser hasta mejores trabajadoras que los hombres. ¿La razón? No descansan hasta que terminan, además de ser detallistas, perfeccionistas y delicadas, cualidades que suman hasta para poner ladrillos.
Y es que cuando una mujer quiere sacar adelante a su familia, ningún trabajo es pesado. Así lo demuestran las más de 25 mil colombianas que, según cifras del DANE, hoy trabajan en el sector de la construcción, cambiando la Historia, porque ya no solo realizan labores administrativas, sino que se le miden a cargar bultos de arena y a poner enchapes, estuco y pintura.
Así lo afirma una de ellas, Yorgelis: “Este trabajo al principio fue duro, hasta que me fui adaptando. Yo pensaba en mis hijas y me decía: tengo que poder hacer esto por ellas”.
Este cambio de perspectiva se ha dado gracias a la labor de entidades como la Secretaría Distrital del Hábitat que ha gestionado más de 10 mil empleos directos e indirectos para ellas y capacitaciones con el SENA y el sector privado, con el fin de promover oportunidades y de cambiar ese imaginario que dicta que solo los hombres tienen las capacidades físicas para trabajar en construcción.
Tal es el caso de Lilibeth quien le dijo a su marido que ella también quería aportar dinero a su hogar y decidió ser una de las 526 mujeres que se han formado en actividades como enchape, estuco, pintura e instalación de gas para poder ser parte de la mano de obra capacitada del sector.
Estas mujeres valientes parecen estar hechas de acero, porque además de levantarse al alba a trabajar ocho horas en las obras de la ciudad, regresan todos los días a sus hogares y continúan con su faceta más importante: la de ser mamás y esposas.
Llegan a lavar la ropa, a planchar, a hacer la comida y a revisar que las tareas de sus hijos queden listas para el día siguiente. Por eso, cuando se les pregunta que cuándo descansan, ellas solo sonríen porque vale más la satisfacción de haberlo logrado y de poder ser el sustento de sus hogares.
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Sus compañeros han quedado atónitos, confiesan que al principio pensaban que no durarían ni una semana, pero que se sorprendieron al verlas llegar a sus labores, día tras día. “Son bien disciplinadas y aprenden rápido”, afirma uno de ellos.
Además, para darle continuidad a esta nueva realidad, el Distrito requiere que mínimo el treinta por ciento del personal contratado, tanto en obra como en interventoría, sean mujeres que con sus manos hacen una mejor ciudad a través de acciones de acupuntura urbana, recuperación del espacio público, vivienda nueva rural y embellecimiento con color, entre otros programas.
De esta manera, las ampollas y el sacrificio diario pierden importancia frente a las sonrisas de corazón de estas mujeres valientes que se atreven todos los días a cambiar paradigmas y a trabajar con sus manos por amor a sus familias.
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