Conoce a Diana Elisa Barreto, una mujer que trabaja en el sector de la construcción y que está rompiendo las barreras de género.
Fundir, armar, botar escombros, desarmar, recoger escombros, bajar andamios; en un día Diana Elisa Barreto alcanza a hacerlas casi todas. En sí, ayuda a construir un edificio que no es el suyo. Una labor titánica que, en la construcción de la Avenida Cali con Calle 10, solo hacen los de casco amarillo y ella, por ahora, es la única mujer que lo lleva.
La pandemia puso el mundo de cabeza y como un huracán arrasó con casi todo a su paso, y el trabajo de Diana en Servicios Generales, no fue la excepción. Pero, dicen que de las crisis salen nuestras mejores versiones y en eso Diana tampoco fue la excepción. A sus 25 años encontró una opción en el sector de la construcción, algo que nunca había siquiera contemplado.
Leer más: “La Secretaría del Hábitat ha sido mi centro de oportunidades”: Yessica Jaramillo
Hace poco más de un año su hermano, quien trabajaba para eso entonces como mampostero, le pidió a Diana que hiciera las veces de ayudante y así tener algo de ingresos. Su desempeño fue tan bueno que decidieron seguirla contratando. Ha trabajado desde entonces en un proyecto de viviendas, en la localidad de Fontibón.
Se levanta a las 5 de la mañana para llegar desde Bosa en su bici hasta el proyecto, se cambia rápidamente y empieza las labores que le indiquen. Baja, sube, carga, pregunta, en últimas como ella lo dice, hace de todo porque es ayudante. Termina sus labores 12 horas después, se lava la cara, se quita el cemento de las manos y guarda el overol; emprende camino, en casa la esperan su novia y su gata Raider.
Está convencida de que esto no es un trabajo que solo pueden realizar los hombres, para ella, la mayor fuerza que se debe tener es la de la voluntad. Por eso, en octubre de 2021, decidió tomar un curso de electricidad, gracias a la alianza que hizo la Secretaría del Hábitat con el Sena, y de esta manera, poder dedicarse a otras labores dentro del mismo sector.
“La verdad es que el tema de género aquí no importa, hombre o mujer, aquí todos tenemos las mismas capacidades para hacerlo. Este sector me ha llenado de mucho conocimiento. Si quisiera construir mi propia casa ya podría hacerlo sin problema”, dice Diana con entusiasmo y algo de jocosidad.
Sin embargo, escuchar a Diana es saber que aún falta todo por hacer en temas de equidad y que los esfuerzos que hace la actual administración por cerrar brechas y resarcir las deudas con las mujeres, no son en vano.
Leer más: Una casa de verdad: la historia de doña Amanda y su mejoramiento de vivienda
“Una de las cosas más difíciles, no ha sido desempeñar labores de construcción, sino ser la única mujer obrera. Eso implica que no hay un baño solo para mujeres, entonces cambiarme no deja de ser incómodo y prefiero hacerlo sin quitarme ninguna de las prendas que llevo puesta”, asegura.
Ella baja un poco la voz para relatar cómo el día, en el que algunas personas de la Secretaría del Hábitat fueron a llevar al proyecto material impreso sobre los cursos para que las mujeres se inscribieran, horas después algunos compañeros de la obra lo retiraron, alegando que eran ideas necias para las mujeres y que eso no funcionaría. Un secreto a voces que, afortunadamente, no detuvo a Diana Elisa.
“Ingresé a almorzar al casino, me encontré a las chicas de la SDHT y me contaron de los cursos. Hice el paso a paso y empecé a tomar de manera virtual el de electricidad, durante un mes y medio. El curso me pareció muy gratificante, con clases en tiempo real, el instructor estuvo orientándonos en vivo sobre temas de circuitos; fue una buena experiencia, aprendí bastante y quiero seguir haciéndolo”.
🍏 Mujer: Disfruta de los servicios de la #ManzanaDelCuidado del Centro de Bogota, mientras tus hijas e hijos participan en lecturas, música, teatro y artes plásticas.
— Secretaría del Hábitat (@habitatbogota) February 28, 2022
¡Ven con tu familia! Te esperamos en la Carrera 6 # 14-98, piso 4.
👉 https://t.co/D6eYj5Fkea pic.twitter.com/gQY8zFkNjS
Diana es una de las más de 500 mujeres que se han matriculado en esta iniciativa, que busca ampliar, a través de 25 cursos, el campo de oportunidades en capacitación e inclusión laboral, a más de 3.000 mujeres que vivan en Bogotá.
Tiene claro que esto es transitorio, que es un sector que la impulsó, pero su mayor reto es hacer una carrera en Derecho. “Aquí donde me ven, con mis botas y mi overol, yo quiero ser una gran abogada”, lo tiene tan claro que es imposible dudar que lo logre. Se presentó a la Universidad Nacional y está a la espera de una respuesta.
Por ahora, quiere seguir capacitándose en temas de construcción, algo que ve como una gran posibilidad. Siente que en esta área fortalece más sus habilidades que en otros sectores, por eso no duda en decirle a otras mujeres que se vinculen y lo vean como una buena opción. Sueña que, en un futuro no muy lejano, sean más las compañeras obreras, sueña que sean más, las que porten ese casco amarillo.
Artículos Relacionados
- Inicie sesión para enviar comentarios